No es ningún secreto que Francia ha influido en la forma en que el mundo entiende el vino. Para los franceses, el vino forma parte de su vida cotidiana, además de ser un símbolo de su herencia. Regiones como Burdeos, Borgoña y Champaña en Francia son famosas por influir en la forma en que el mundo cultiva y disfruta esta bebida. Variedades de uva como Chardonnay, Pinot Noir y Cabernet Sauvignon se reconocieron primero en suelo francés antes de convertirse en referentes de la vinificación a nivel mundial.
En la mesa francesa, el vino y la comida nunca están lejos. El maridaje se considera una forma de sacar lo mejor de ambos. Aunque los hábitos de consumo han cambiado con el tiempo, la práctica del maridaje de vinos sigue siendo un elemento preciado de la cultura francesa. Esta guía le ofrecerá algunos consejos interesantes para maridar vinos franceses y le ayudará a descubrir qué bebidas clásicas combinan a la perfección con los platos locales.

Conceptos básicos del maridaje de vinos para principiantes
Aprender unas sencillas reglas puede llevar una comida al siguiente nivel. Los fundamentos del maridaje de vinos para principiantes empiezan por adaptar el vino al plato. Los vinos ligeros y frescos suelen ir bien con ensaladas, mariscos y entrantes ligeros. Los tintos más ricos suelen complementar carnes y platos principales contundentes. Los taninos se suavizan al maridar con grasa, y la acidez equilibra la sal. Los vinos de alta acidez están pensados para difuminar las salsas cremosas. Los rosados y los espumosos son muy versátiles, por lo que pueden maridar fácilmente con aperitivos o incluso postres.
Combinaciones clásicas para explorar
Una de las favoritas de Alsacia, la tarta flambeada (o flammekueche) consiste en una base de masa fina cubierta con tocino, cebolla y crema fresca. Es rústica, reconfortante y sorprendentemente elegante cuando se acompaña con una copa de Riesling de la misma región. La acidez fresca del vino realza la riqueza del plato.
Para algo más sencillo, pruebe el queso de cabra fresco con un Sauvignon Blanc. La acidez terrosa del chèvre se suaviza a la perfección con las notas brillantes y cítricas del vino.
Los amantes del marisco deberían maridar Chablis con ostras. Este Chardonnay de Borgoña, con su mineralidad, complementa la frescura salada de las ostras crudas, creando un sabor fresco y refrescante que captura la esencia de la costa francesa.
El Borgoña Tinto muestra el Pinot Noir en su máxima expresión, con matices de frutos rojos y un sutil toque terroso. Maridado con pechuga de pato asada, el vino realza el delicado sabor de la carne, a la vez que complementa su toque a caza.
En cuanto a carne, el vino de Burdeos es el campeón indiscutible. El vino de Burdeos, con predominio de Merlot y procedente de la orilla derecha (Pomerol, St-Émilion), aporta una jugosa riqueza a cada bocado. Un buen corte de carne, sazonado simplemente con sal en escamas, revelará por qué este maridaje se ha convertido en un clásico francés.
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Antes de servir, tenga en cuenta estos dos sencillos consejos para maridar el vino francés: servir el vino a la temperatura adecuada puede marcar la diferencia, y la cristalería adecuada ayuda a mostrar su carácter.
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